Pequeñas acciones, grandes impactos en sostenibilidad

Juan Carlos Trujillo, presidente de P&G México, demuestra que la innovación ambiental no siempre viene de grandes anuncios, sino de hábitos tan simples como lavar en frío. Durante su participación en la cuarta edición del WIRED Summit, celebrada en la Ciudad de México, el directivo dejó claro que la sostenibilidad no depende solo de grandes inversiones, sino de decisiones cotidianas dentro de cada hogar.

Sostenibilidad que inicia en casa

“Todos los consumidores están preocupados por el planeta. Pero ningúno está dispuesto a hacer un trade-off en donde digo: cuido el planeta, pero no lavo la ropa”, comentó. Por eso, uno de sus mayores retos ha sido diseñar productos que reduzcan el impacto ambiental sin sacrificar desempeño.

Lavar en frío para enfriar el planeta

Un cambio sencillo –lavar ropa con agua fría– podría ahorrar 27 millones de toneladas de CO₂ solo en Estados Unidos. “Eso equivale a la electricidad que se genera en Nueva York y San Francisco juntos durante un año”, explicó durante WIRED Summit 2025, The Big Interview.

Pero antes de promover el hábito, la empresa tuvo que transformar sus productos. “Para lavar con agua fría, primero tuvimos que inventar detergentes que tuvieran el mismo desempeño que con agua caliente”.

Juan Carlos Trujillo, presidente de P&G México, durante el WIRED Summit 2025.

Cuando un detergente concentra, el planeta respira

En México, donde no se tiene el hábito de lavar ropa y trastes con agua caliente, el reto es distinto. Aquí, el uso excesivo de agua no se debe solo a la falta de acceso, sino también a productos poco eficientes. Para impulsar la sostenibilidad, la empresa tuvo que hacer los siguientes cambios.

“Hasta hace tres años, nuestro detergente líquido tenía 4% de ingrediente activo y 96% de agua”, confesó. Esa baja concentración provoca que muchas personas prelaven, laven y poslaven, gastando más tiempo… y 1.3 trillones de litros de agua al año.

“Eso es lo que se consume en las casas de todo México en un mes”, subrayó.

El plan de P&G es claro: reducir el tamaño de los envases y aumentar la potencia de cada gota. Pero hay un obstáculo cultural: “La manera en que la consumidora mide el desempeño es el ‘tamañómetro’… más grande, mejor. Y el ‘espumímetro’: si no hace espuma, no lava”.

Agua limpia que antes era imposible

Otro de los ejemplos más contundentes vino desde los laboratorios de innovación. Uno de sus científicos creó un polvo capaz de purificar agua sucia hasta volverla potable.

“Esto no lo vamos a vender. Lo vamos a donar”, dijo Trujillo. A la fecha, la compañía ha distribuido más de 23 billones de litros de agua en comunidades vulnerables del mundo. Solo en México, casi 3 millones de litros serán donados este año.

Cinco pilares para cambiar el sistema

Más allá de los productos, Trujillo resume la responsabilidad empresarial en cinco líneas de acción: “La innovación, la educación al consumidor, el trabajo con gobiernos y ONGs, la eficiencia interna y el apoyo directo a las comunidades”.

Si algo quedó claro en el escenario, es que la sostenibilidad no empieza en las cumbres, sino en la lavadora, en el cajón del detergente, en el momento en que una persona decide usar menos para lograr más.

Trujillo dijo que P&G invierte más de 2,000 millones de dólares anualmente en investigación y desarrollo. Una de sus iniciativas ha sido la donación de 23,000 millones de litros de agua purificada a nivel mundial. En México este año fueron 3 millones de litros.

También apuestan al cambio de actitudes de los consumidores como el uso ineficiente de detergentes. “Es muy importante resolver cómo lograr plantas más eficientes y sostenibles, pero esa es la parte pequeña del impacto. La parte más grande es cómo educamos al consumidor para que gaste menos energía, gaste menos agua y cause menos desechos”.