No estuvimos en el Auditorio Nacional. No.
Estuvimos en el Bayou, en el Cerrito, en la jungla, estuvimos una hora y 30 minutos metiendo los pies y saboreando el olor sulfuroso del pantano. Así se siente en cuerpo y alma el poder de la música de esa leyenda viviente que se llama John Fogerty.
Este hombre que formó y fundó una de las bandas más importantes de todos los tiempos: Creedence Clearwater Revival (los Cridens, como le decimos en México), se encuentra frente a nuestros ojos para ofrecer su segundo concierto en nuestro país (el primero fue el 13 de septiembre 2006).
La gira que lo trae a tierra azteca se llama The Legacy Tour. Viste una tradicional camisa a cuadros (esta vez portó una azul), mezclilla, y un pañuelo rojo en el cuello; en el papel, se dice que tiene 80 años, pero en espíritu, John es ese mismo muchacho sonriente que hizo vibrar a los hippies del festival de Woodstock en 1969, que nos contaba historias de trenes, ríos, lluvia, campos, pero que también levantaba la voz con sus letras en contra de la Guerra de Vietnam. Es él. No cabe duda.
Es lunes 29 de septiembre. 9 de la noche con dos minutos. Las luces se apagan. Hay siluetas sobre el escenario. Esta vez, John Fogerty no está acompañado de Stu, ni Doug, mucho menos con Tom, sus excompañeros de mil batallas musicales. No. Viene con algo mejor para él, su emoción y mirada lo confirma: viene acompañado de sus hijos Shane, Tyler, Kelsy y su esposa, Julie, su familia, a quien ama, su banda actual y a quien les entrega su corazón y sus sueños en esta etapa de su vida.
Aquí estamos con John: el abuelo con su nieto, el hijo desobediente con sus padres, las parejas longevas que aman la buena música. Cinco generaciones de rocanroleros dispuestos a revivir el pasado, a recordar aquellas fiestas setenteras de la Narvarte, la colonia Obrera, la del Valle, Escuadrón 201, la Peralvillo, donde se bailaba pegaditos, cuerpo a cuerpo, con la luz apagada a ritmo del tema Cementerio de Trenes.

Amanecimos en la luna
Y así, como un rayo que pega y energetiza a 9,000 personas, salieron los primeros acordes de la guitarra de John Fogerty para dar inicio a lo que fue una fiesta llena de nostalgia y recuerdos. John, se fue con todo, macizo, a rockear durísimo al abrir el concierto con Bad Moon Rising y seguir con Up Around the Bend, Green River, Born on the Bayou, Who’ll Stop the Rain. Como decimos en México, nada más para darnos un quemón de lo que vendría.
John Fogerty va de una guitarra a otra, de la Gibson Les Paul a la Fender Telecaster o la Rickenbacker 325, piezas históricas que conserva desde los tiempos de la prehistoria rocanrolera, cuando en el mundo se hablaba de la llegada del hombre a la Luna o del movimiento por los derechos civiles y discriminación racial en los Estados Unidos.
Sus dedos aún son veloces para dar la nota exacta. El sonido que llena el Auditorio Nacional es alto, vigoroso, éstos ingenieros que adecúan la ecualización no tienen miedo a subirle a los decibeles, como ocurre en tantos y tantos otros conciertos en este mismo recinto de Paseo de la Reforma.
John bebe agua para refrescar la garganta. Agita su cabellera todavía abundante. Se nota que su esposa le ha recomendado unas buenas cremas para su cara. Quizá de cóncha nácar, tepezcohuite o de baba de caracol. Es un rockero muy platicador, entre cada canción cuenta alguna anécdota, ya sea sobre sus guitarras, sus años como vocalista de Creedence, sus héroes de infancia, como Elvis, Chuk Berry, Howlin’ Wolf, o cómo fue que su esposa Julie fue quien logró recuperar los derechos de sus canciones que por años estuvieron perdidos.
“Tardé muchos años en volver a México, aunque me gusta mucho estar aquí. Me alejé un tiempo del negocio de la música luego de todos los problemas legales que atravesé por las canciones. No fueron los abogados quienes lograron devolverlas, ¡fue mi esposa!, detrás de cada hombre hay una gran mujer”, expresó John Fogerty.
La noche avanza. Imposible no cerrar los ojos y sentirse metidos en el trance y embrujo que emite su voz sureña aguardientosa; cómo no recordar a aquellos que quizá ya no están con nosotros en este plano terrenal, pero que nos mostraron con bondad a los Cridens a través de un LP, un sencillo de 45RPM, un cassette Sony o Memorex, o tal vez al sintonizar una estación de radio de ese grupo californiano que en México le competía en popularidad, y algunas veces a hasta le ganaba, a los mismísimos Beatles, Rolling, Doors.

Como un arcoiris en su corazón
Como una forma natural de la vida, cada vez será más difícil tener frente a nuestros ojos en vivo a una leyenda viviente del rock (McCartney, Dylan, Clapton, Page, Plant, Jagger, Santana, Townshend, por mencionar algunos). Su valor de verles no es solo nostálgico: aún inspiran a nuevas generaciones de músicos y seguidores. Su vitalidad y longevidad desafían los estereotipos del envejecimiento. La energía que hoy todavía ellos despliegan transmite un mensaje claro: el rock no tiene fecha de caducidad y vive, vive, vive.
John Fogerty lo sabe. Su vitamina sale de los gritos de 9,000 gargantas jipitecas que siguen bajo el hechizo de canciones como Lookin’ Out My Back Door, Lodi, Run Through the Jungle, Hey Tonight y Joy of my Life, esta última cantada, dedicada a su esposa Julie e iluminada por el público mexicano con miles de luces blancas que se bamboleaban al ritmo de la música.
¿Será Have You Ever Seen The Rain? la rola más popular de los Cridens en México, o será Fortunate Son o sería Proud Mary? Difícil decisión, pero, por la entrega total de los asistentes, muy seguramente éstos tres temazos se perciben muy presentes en el recuerdo. Tanto es así, que John suelta: “ustedes son como un arcoiris en mi corazón”.
Entonces, uno aprieta los dientes y deja salir las lágrimas, esas que salen lo mismo del abuelo, que del padre orgulloso de sentirse vivo al estar juntos en este espacio-tiempo con sus hijos.
El final de la noche se acerca. La onda sigue prendidísima. Un encore. La fiesta del pantano termina con los temas “Banda Viajera” y “Orgullosa María”, esa rola icónica que tantas veces sonó en el programa Club Creedence de Radio Capital (1260 AM), y que esos adolescentes de los 70 hoy estuvieron cantando junto a su ídolo.
La figura del hombre que vendió más de 100 millones de discos y que forma parte del Salón de la Fama del Rock levanta las manos, sonríe, se despide y se diluye entre las sombras.
John Fogerty prometió volver.
Afuera del Auditorio Nacional, aunque la luna no era llena, estaba luminosa y brillante.
Set list the Legacy Tour John Fogerty
Lunes 29 de noviembre, Mexico City.
- Bad Moon Rising
- Up Around the Bend
- Green River
- Born on the Bayou
- Who’ll Stop the Rain
- Lookin’ Out My Back Door
- Lodi
- Run Through the Jungle
- Joy of my Life
- Fight Fire
- It Came Out of the Sky
- Hey Tonight
- Long as I Can See the Light
- Keep On Chooglin’
- Have You Ever Seen the Rain?
- Cotton Fields
- Down on the Corner
- The Old Man Down the Road
- Fortunate Son
- Travelin’ Band
- Proud Mary
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Gerardo Esquivel Alatorre es periodista. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en su amada UNAM. Es locutor de La Onda Beatle, un programa de radio todos los miércoles a las 8 de la noche a través de www.radiodesdemexico.com/uncut.html, emisión donde es conocido como “El Dr.Beatle”.